El Black Friday 2019 aumenta ventas (y contrataciones) respecto al año anterior

Llegó tímidamente desde Estados Unidos, pero está claro que el Black Friday ha llegado para quedarse convirtiéndose en una de las jornadas de más venta de todo el año. Esta fecha, que es el pistoletazo de salida a la campaña de Navidad, ha generado este año un 4,8% más de contratos (lo que supone 32.050 contrataciones) y un 10% más en ventas con respecto al 2018.

La celebración del Black Friday supone la confirmación del cambio del modelo de consumo de los españoles en estas fechas. Si antes el consumidor de nuestro país compraba sus regalos en fechas más próximas a la Navidad, en este momento una gran parte del gasto se ha desplazado a finales de noviembre como resultado de una combinación de marketing y de rebajas agresivas para hacer más atractiva esta jornada.

De hecho, son varias las grandes cadenas que han ampliado el plazo de devolución de sus artículos hasta Navidad para facilitar a sus clientes las compras de cara a los regalos de estas fiestas.  En este sentido, un informe elaborado por la consultora Deloitte señala que esta jornada ha atraído al 77% de los consumidores españoles (frente al 68% del resto del conjunto de Europa), con un gasto medio por español de 127 euros. Una cifra que representa el 23% del presupuesto total navideño.

Además, Deloitte señala que los jóvenes de entre 18 y 34 años son los que más aprovechan las ofertas del Black Friday. La consultora también recoge que el 12% de los españoles hizo la mayoría de sus compras navideñas este día (en Europa el porcentaje se queda en el 7%).

Aún así, y pese a estas cifras, no todos los comercios se pueden aprovechar de igual manera de esta jornada de compras. Porque aunque el Black Friday ha sido asumido por buena parte del empresariado comercial español, son sobre todo las grandes cadenas y plataformas online las que se aprovechan del gasto en esta jornada gracias a sus campañas de marketing y a la posibilidad de realizar descuentos agresivos. Una posibilidad que se reduce al mínimo en el caso del pequeño comercio, que vive con márgenes mucho más ajustados y no pueden competir con ellos.